EL mundo de las tabernas está de luto. Uno de sus más ilustres doctores de ha ido para siempre. El dueño de El Pisto de San Miguel desde 1974, José López Muñoz, nacido en Córdoba en 1931, expiró ayer después de haberse dedicado en cuerpo y alma durante toda su vida a mantener el aliento de la estirpe de hosteleros de raigambre a la que pertenecía y que su hijo Rafael, al frente de la taberna desde hace algunos años, continuará ahora. Criado en el Alcázar Viejo, barrio de San Basilio, en una Córdoba en la que austeridad era la moneda de cambio, gustaba de recordar que aquella, la de su infancia, era una vida «alegre, porque todos vivíamos como en un gran familia», tal y como refirió en una entrevista publicada en este periódico en septiembre de 2011. López abandonó el colegio a los 14 años y se puso a trabajar como dependiente de una tienda, a cambio de 75 pesetas al mes. Dos años después se incorporó a la taberna de su padre, una de las de más nombre de aquel tiempo.
De Suiza a Córdoba
Después de años de aprendizaje de su oficio y de periplos varios, López se hizo con la propiedad de la taberna de San Miguel, a la que le añadió el sobrenombre de «El Pisto», en 1974. La taberna de San Miguel había sido fundada en 1880 en una casa que data del siglo XVIII y disfrutaba de un reconocido prestigio. Hasta que se hizo cargo de ella, José López Muñoz se había pasado media vida dando tumbos: en Suiza, en Málaga o en Chipiona, siempre en establecimientos relacionados con el mundo de la hostelería. En la taberna de San Miguel encontró estabilidad y un negocio con solera, que ha sabido mantener durante años como uno de los locales tradicionales de referencia.
Entre las innumerables reseñas literarias que se han escrito sobre El Pisto destaca la que, en las páginas de ABC Córdoba, realizaron Javier Tafur y Vic en su sección dominical titulada «Tabernario sentimental», y que fue publicada el pasado 29 de enero. Los autores señalaban que «si Pepe el Pisto tiene el duende del tabernero bohemio, la voluntad del insomnio y la guitarra que no cesa, su hijo tiene la genética del tabernero riguroso, el orden de las letras y los números que cuadran. Lo dos son taberneros de los pies a la cabeza. Con hechuras, cara, voz e instinto de taberneros, pero, ¡oh, milagro!, sin el malaje tópico que se le adjudica al gremio...».
Y añadían: «Pero no se engañen. Ni Pepe ni Rafael serían quienes son, si no se lo permitieran las mujeres. Porque el Pisto es un matriarcado. El Pisto es, sobre todo, la cocina de Lola y de sus compinches. Las mujeres son el alma del Pisto, como son el alma del hogar. El hombre inventa la tradición, pero la mujer es la tradición. También en las tabernas...». Pepe, José López, daría en su día la razón a Tafur y Vic cuando concluyeron su artículo con que «Pepe sabe de toros, sabe de cante, sabe de Patios, sabe de vino, sabe de turistas, sabe de tabernas y además está jubilado. ¡Que la cultura no debe ser otra cosa que la memoria de la buena vida!...». El funeral por el alma de El Pisto es hoy a las 11.00 horas en la parroquia de San Miguel.
Día 03/01/2013