Cuando la lampara del cielo se ilumina
ahuyentando pálidos luceros perezosos,
cuando alimentadas las meditadas nostalgias
por desconsoladoras y extensas distancias
ese rey, el pensamiento y esa reina, la añoranza,
iluminan los delirios, esos venenos edulcorados.
Oigo recitar monótona la Albolafia, esos versos
que hablan de otros tiempos y de amores de estío
aquellas marchitas melodías, ardientes lechos,
ensueños y miradas con lagrimas encendidas.
Peregrina la mirada entre la jerarquía de los sotos
casi desnuda ,sola, con deseos resplandecientes
aduladora mirada hacia los caminantes que cruzan
Y viendo su figura, como canto melodioso
solo pueden aceptar su lejana cercanía.
Y de fondo, unas campanas que hablan ,
hablan esas campanas cansadas por los tiempos,
campanas que tañen a tolerancia de culturas
que cubren desnudeces que el tiempo deja entrever
y que permanecerán francas y sin lamentos,
hasta que la noche imponga su serenidad.