El Corregidor Luis de la Cerda
puede considerarse el héroe de la lucha contra la construcción de la
catedral en el interior de la Mezquita y es del todo desconocido en la
ciudad de Córdoba a pesar de ser titular del nombre de la calle que se
extiende a lo largo del muro exterior de la Mezquita orientado al sur.
De la Cerda, publicó el 4 de mayo de 1523 un bando por el cual
amenazaba con pena de muerte a quien variase la configuración
arquitectónica de la Mezquita protagonizando la lucha por la
conservación del monumento contra las pretensiones eclesiales de
destruirlo para construir en su interior una catedral.
Ante el
comienzo de las obras por cuenta y riesgo del cabildo catedralicio se
reunió el cabildo municipal y acuerda solicitar la detención de las
mismas hasta que el rey no fuera informado y diera su consentimiento.
Las causas alegadas fueron el propio valor monumental de lo previsto
derribar y el hecho de que con anterioridad la reina Isabel negara
permiso al propio cabildo para efectuarlas.
Ante la negativa del
obispo, el corregidor don Luis fue tan contundente en su oposición a la
destrucción parcial del monumento, como demuestra el dictado de la pena
de muerte a los obreros que obedecieran al obispo, arriesgándose y
llegando a padecer excomunión, algo de letales consecuencias en aquellos
años.
La actuación municipal desmonta la falacia justificativa
de que se obró conforme a los criterios normales de la época. La feroz
resistencia del corregidor y de la mayoría del cabildo municipal indica
precisamente lo contrario. El interés por derribar parcial o totalmente
el edificio por parte de la Iglesia se contraponía a la lógica civil
proteccionista y conservacionista basada en un sentido común extendido
entre las autoridades del momento.
El Emperador dio finalmente la
razón a la Iglesia y en abril de 1543 comienzan los derribos. Varios
cronistas han venido relatando a lo largo de los siglos siguientes cómo
el Emperador se arrepintió posteriormente de haber dictado la real
provisión para las obras cuando, años después, las visitó y ponen en su
boca las famosas palabras:
Yo no sabía que era esto, pues no
hubiese permitido que se llegara a lo antiguo; porque hacéis lo que
puede haber en otra parte y habéis deshecho lo que era singular en el
mundo.
Bando con la amenaza de muerte a los obreros
“Estos señores informados de la respuesta que dio el Dean del Cabildo
sobre el cesar del desfacer de la obra de la dicha iglesia e como no
sobreseen fasta que su majestad mande lo que más sea servicio acordaron
de mandar e mandaron que se pregone publicamente que ningún abañí ni
cantero ni carpintero ni peón ni otra persona alguna non sean osados de
tocar la dicha obra en desfacer ni labrar cosa alguna de ella fasta
tanto que por su Majestad sea mandado lo que más sea su servicio so pena
de muerte e de perdimiento de todos sus bienes para la cámara e fisco
de su Majestad esto porque la obra que se desface es de calidad que no
se podía volver a facer en la bondad e perfección que está fecha”.
Fuentes
(1) http://cordobapedia.wikanda.es/wiki/Luis_de_la_Cerda
(2( http://cordopolis.es/…/un-alcalde-de-cordoba-en-el-siglo-x…/
(2( http://cordopolis.es/…/un-alcalde-de-cordoba-en-el-siglo-x…/
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