El origen del salmorejo se pierde
en las noches de la Historia. Parece que un precedente se encuentra en la
mazamorra pero las almendras y el vinagre de su receta no son propias de un
salmorejo cordobés auténtico
SALUDAMOS la subida a los altares
de la gastronomía del salmorejo cordobés. Una vez más se demuestra aquello de
que comer es cultura. Un plato popular que comienza a demostrar que es un
producto cultural, propio de la inteligencia innata de un pueblo que sabe unir
unos pocos y baratos recursos: pan, tomate, aceite de oliva virgen, ajo y sal,
tesoros a fin de cuentas que, sabiamente mezclados, devienen en un manjar que
ya llega a la alta cocina.
El origen del salmorejo cordobés
se pierde en las noches de la Historia. Parece que un precedente se encuentra
en la mazamorra pero las almendras y el vinagre de su receta no son propias de
un salmorejo cordobés que pretenda serlo. No podemos, por ahora, demostrar su
origen romano pero éstos, dejando a un lado bacanales y orgías propias de
nuevos ricos, fueron unos auténticos comegachas que hicieron verdaderas
diabluras culinarias con pan, aceite de oliva virgen, ajo y sal. Virgilio y
Columela ya hablan del moretum, un majado campesino a base de hierbas
aromáticas, ajo, queso y vino. El secreto, como en la mazamorra, está en el
majado.
El salmorejo cordobés, eso sí, es
un efecto colateral de la cabezonería humana, la de Cristóbal Colón que, como
sabemos, se empeñó en encontrar una nueva ruta en busca de especias y descubrió
lo que descubrió. El caso es que este viejo fruto con ombligo, maya o inca,
llega a Europa en 1540, aunque hasta el siglo XVIII no era más que una planta
ornamental. En 1737 aparece por primera vez el término salmorejo pero como una
salsa para aderezar conejos a base de pimienta, sal y vinagre que nada tiene
que ver con nuestro salmorejo cordobés. Tal vez el vínculo emocional de Colón
con Córdoba, donde presentó a los Reyes Católicos su proyecto y donde tuvo a su
hijo Hernando con Beatriz Enríquez, le hizo regalar a la ciudad unas plantas de
tomates y que ya los sabios cordobeses crearan el salmorejo cordobés. Hace una
semana se ha celebrado una jornada de análisis y de divulgación del salmorejo
cordobés, organizada por Acoreco, Asociación de Cocineros y Reposteros de
Córdoba, y la Escuela de Hostelería de Córdoba en la que diversos
investigadores y restauradores han informado ampliamente de sus propiedades
organolépticas y establecido que cualquier interpretación extraprovincial no es
más que eso, una imitación no conseguida. Lo mismo que cualquier mago de la
cocina lo convierta en humo. Cualquier ingrediente que se pueda añadir, agua,
cebolla, pimiento o vinagre ya no forman parte del auténtico salmorejo cordobés
que se compone, exclusivamente, de pan, tomate, aceite de oliva virgen, ajo y
sal. Tan sólo cabe, como complemento nutritivo ideal algo de huevo duro y jamón
en juliana (a ser posible de Los Pedroches).
El salmorejo cordobés pasa a
convertirse en señal de identidad de Córdoba, producto cultural, culinario y
turístico. Para ello se ha creado la Cofradía Gastronómica del Salmorejo
Cordobés, de ámbito nacional, por tiempo indefinido y bajo la presidencia de
María José Montes Pedrosa, delegada de Turismo de la Diputación de Córdoba y
Vicepresidenta del Patronato Provincial de Turismo. Es una asociación abierta a
todas aquellas personas dispuestas a defender sus fines aportar todo su apoyo a
la difusión y conocimiento del salmorejo cordobés y de todo lo que representa
la gastronomía cordobesa, la difusión de sus valores culturales y de salud y la
promoción en general de Córdoba como cuna del salmorejo cordobés, así como la
promoción turística a través de la difusión de su cocina y su gastronomía. La
Cofradía del Salmorejo Cordobés se pondrá de largo y, nunca mejor dicho, en
diciembre, coincidiendo con la Feria de los Municipios, cuando los cofrades
fundadores serán investidos de sus atributos, diseñados por Elio Berhanyer, y
apadrinados por D. Manuel Pidrahita Toro, presidente de la Cofradía de Amigos
del Olivo de Baena, acto en el que también se nombrará a los Cofrades de Honor,
el diseñador Elio Benhayer, y a Francisco Pulido Muñoz, presidente de la
Diputación de Córdoba.
Alejandro Ibáñez Castro (Socio Fundador de la Cofradía del
Salmorejo)
Publicado en el Día de Córdoba (5/11/08)
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